Vacuna, el término que alude al ‘preparado de antígenos que, aplicado a un organismo, provoca en él una respuesta de defensa’, es la palabra del año 2021 para «Buen Idioma». Esta es la segunda ocasión en que elegimos nuestra palabra del año después de que en 2020 escogimos nasobuco, voz ya presente en el Diccionario de la lengua española con el sentido de ‘máscara que cubre la boca y la nariz para proteger de patógenos’.
En 2021 se alza vacuna como ganadora por su especial repercusión en los medios de comunicación. A ellas les dedicamos durante el año un sinnúmero de recomendaciones y precisiones lingüísticas a partir de las dudas que generaron entre los hablantes y, sobre todo, entre los periodistas.
Puesto que las vacunas acapararon los principales titulares de la prensa durante los últimos doce meses consideramos oportuno recordar que este nombre se debe al descubrimiento de Edward Jenner de que los infectados por la viruela vacuna (de la vaca) quedaban protegidos de la humana. Hoy cuando repasamos la historia de esta palabra nos percatamos de que se impuso vacuna, pero también de que convivió durante años con vaccina (a partir del latín vaccinus, ‘de la vaca’).
Que Cuba haya desarrollado cinco candidatos vacunales contra la covid es, sin duda, una fortaleza indiscutible de nuestra industria biotecnológica; de ellos, tres ya son vacunas: Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus. Durante 2021 insistimos en que solo era adecuado denominarlas vacunas cubanas una vez estas formulaciones en estudio hubieran transcurrido exitosamente las fases de ensayos clínicos.
Así, al comenzar el proceso de vacunación, también señalamos la validez del término tripanofobia, formado a partir de la raíz griega trýpanon ‘taladro’ y el elemento compositivo –fobia(‘aversión’ o ‘rechazo’), para referirse al ‘miedo irracional a las inyecciones’, así como el de otras voces de significado cercano, como belenofobia, fobia a las agujas, y aicmofobia, fobia a las agujas y otros objetos afilados o punzantes.
Sobre la escritura adecuada de los nombres de las vacunas puntualizamos que estos se escriben sin resalte tipográfico. Asimismo, convino señalar que la lectura apropiada del nombre de la vacuna rusa Sputnik V es [spútnik uve], no ⊗[spútnik cinco], como a veces se escuchó en los medios radiales y televisivos, pues la letra V no alude, en ese caso, al cinco escrito en números romanos, sino a la letra evede las palabras vacuna o victoria.
En relación con el uso adecuado de las preposiciones, recordamos que, «vacuna contra la covid» y «vacuna para (prevenir/combatir) la covid» son construcciones válidas, como mismo ocurre con «jarabe para (contrarrestar, mitigar, aliviar) la tos». En estos ejemplos la preposición para es adecuada y normal en ese contexto, en el cual precede al complemento que expresa finalidad, generalmente, con un verbo sobrentendido.
Por otra parte, cuando comenzó el proceso de vacunación, resaltamos una peculiaridad del español de Argentina, en donde se documenta la expresión darse la vacuna, mientras que en Cuba y en otras regiones, lo normal en ese contexto es emplear la frase ponerse la vacuna. Asimismo, insistimos en que no era lo mismo suministrar una vacuna que administrarla, pues lo primero significa ‘proveer a alguien de algo que necesita’, mientras que para referirse a ‘aplicar, dar o hacer tomar un medicamento’, lo apropiado es el empleo de administrar.
A propósito, recordamos que, en medicina, inoculares ‘introducir en un organismo una sustancia que contiene los gérmenes de una enfermedad’. Así, es correcto inocular una vacuna, más específico que inyectar, pues no todas las vacunas se inyectan, ya que las hay orales e intranasales, por ejemplo. Si es por vía instramuscular, se inyectan; si es por vía oral, se ingieren; y si es por vía nasal, se nubilizan.
Por último, de acuerdo con el Diccionario académico, establecimos las diferencias entre la ‘capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado’, es decir, la eficiencia, más relacionado con el aprovechamiento de los recursos, con su uso más racional, y la eficacia, a saber, la ‘capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera’, vinculada, sobre todo con los resultados obtenidos, con el logro de los objetivos o metas propuestas.
A partir de la palabra vacuna se formaron otras como vacunología (‘rama de la terapéutica que se ocupa del estudio de las vacunas’) y vacunólogo(‘especialista en vacunología’), ambas ya presentes en el lexicón español después de la actualización de diciembre de 2021. Luego de las dudas que suscitó la validez o no del término vacunatorio, puntualizamos que, como consta en el Diccionario de americanismos, es adecuado en español para referirse al ‘lugar donde se administran vacunas’.
Al igual que nasobuco, la elegida en 2020, hay términos, como vacuna, que marcan nuestras vidas, nos recuerdan situaciones, personas e, incluso, años. Decir 2021 quedará en nuestra memoria como el año de las vacunas, los doce meses en que nuestros científicos y personal de la Salud, tal y como aseveró el presidente cubano, «salvaron al país y eso Cuba nunca lo va a olvidar».
Excelente elección
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