Los pronombres demostrativos (este, esa, aquellos…) se escriben sin tilde; no obstante, pueden llevarla únicamente si hay riesgo de ambigüedad por poder interpretarse también como determinantes.
Sin embargo, en los medios de comunicación de Cuba encontramos ejemplos como los siguientes:
- «En el teatro, quiso mezclar la tragedia clásica con el drama romántico, pero sin caer en los excesos de éste».
- «Llega el fin de año y con éste las fiestas en familia».
- «Ésa es una de las razones por las que estaba seguro de que era un jugador que nos iba a venir muy bien».
Como indica la Ortografía académica, los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa) son voces que no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por ser bisílabas llanas terminadas en vocal o en –s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, en ejemplos como ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso, y aquellos acompaña al sustantivo libros), las obras académicas venían prescribiendo la tilde en esos casos. La recomendación actual es prescindir de esta tilde, incluso en casos de ambigüedad.
En los ejemplos iniciales, no hay riesgo de ambiguedad y, pr tanto, la tilde no está justificada. Así, lo adecuado habría sido escribir los demostrativos sin tilde.
Por último, conviene recordar que «las formas neutras de los demostrativos, es decir, las palabras esto, eso y aquello, que solo pueden funcionar como pronombres, se han escrito siempre sin tilde: Eso no es cierto; No entiendo esto».
Esta recomendación se publicó por primera vez el 1.º de junio de 2022.
Artículo claro, preciso. Solo me parece que sobra el término «bisílaba», pues me parece que no aporta nada al análisis, aunque aquel lo sea.
Es increíble lo que está pasando con el idioma en nuestra prensa, en la impresión de libros, en la televisión… Errores ortográficos, de redacción, muletillas, mala dicción, errores al leer números mayores de mil, confundir promedio con por ciento… Son muchos, demasiados.
Totalmente de acuerdo con lo que plantea, Rodrigo Espina. Es increíble ver cómo en nuestra prensa se cometen errores de diversa índole. Ojalá y este blog contribuya al necesario impulso del buen uso del español en los medios de comunicación.