Como parte de las celebraciones por el Día de la Lengua Española, hasta el parque Cervantes, antes llamado San Juan de Dios, llegaron este viernes los miembros de número de la Academia Cubana de la Lengua para depositar una ofrenda floral ante la estatua del autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, obra cumbre de la literatura en letras españolas.
A esta tradición, aplazada en el tiempo debido al impacto de la covid en el país, asistieron también lingüistas, personalidades de la cultura y, en representación de la Real Academia Española, el excelentísimo embajador de España en Cuba, Ángel Martín Peccis, quien presidió el acto junto con Roberto Méndez Martínez, recientemente elegido director de la Academia Cubana de la Lengua (ACuL).
Méndez, consciente de que «no hay sabiduría mayor que saber expresarse bien —son sus palabras—, como no hay elegancia comparable a la de atemperar la lengua a las circunstancias y las necesidades de la expresión», resaltó el trabajo de varios intelectuales destacados por su trabajo en el cuidado del idioma, como Enrique José Varona, Fernando Ortiz, José María Chacón, Dulce María Loynaz, Salvador Bueno, Lisandro Otero, Roberto Fernández Retamar y, especialmente, Eusebio Leal y Ambrosio Fornet, cuyas pérdidas físicas ha lamentado Cuba en los últimos tiempos.
«Un solo objetivo grande y de complicado desempeño tiene nuestra institución: cuidar del idioma, no al modo de policías aduaneros, como podrían afirmar los maliciosos, tampoco como una élite de puristas que defienden un habla arcaica, sino como expertos de las ciencias del lenguaje o desde el cultivo de las letras, que asesoran, acompañan, investigan y recomiendan a las autoridades del país y al pueblo en general los modos y maneras de preservar el español de extranjerismos y maneras viciadas, de pronunciaciones deformadas y de ortografías claudicantes», destacó en su intervención el director de la ACuL.
Por otra parte, subrayó la necesidad de concientizar de que «un país no debe cuidar solamente de su patrimonio natural y del surgido de su labor edificadora, también debe cuidar del idioma, como cuida de la calidad de su aire, porque con él se relacionan sus hijos y, a través de él, se comunican por el mundo con los que tienen una cultura hermana de la suya».
Sobre la necesidad de contar en el país con una política lingüística que, al decir de Méndez, debe impedir que ajenas aguas enturbien la belleza, abundancia y flexibilidad de esa lengua que nunca cesa de mutar y crecer, reflexionó.
De igual forma, resaltó la labor de la Academia Cubana de la Lengua que, como miembro de la Asociación de Academias de la Lengua Española, trabaja incansablemente en la elaboración de obras panhispánicas, como los diccionarios, las ortografías y las gramáticas, fieles reflejos, también, de la variedad cubana del español.
Fotos: Néstor Martí