En abril de 2020 surgió el blog Buen Idioma para contribuir a impulsar el correcto uso del idioma español en los medios de comunicación en Cuba. Con el líder de este proyecto, premiado durante cuatro años consecutivos en el Concurso Nacional de Periodismo 26 de julio, conversamos en BOHEMIA.
“Háblese sin manchas”, decía el Apóstol, en el anhelo por reivindicar el uso correcto de ese español nuestro que otro poeta, el chileno Pablo Neruda, describió en su artículo La palabra, del libro Confieso que he vivido, con la apología “qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos…”.
Justo a este fragmento debe su nombre el proyecto Buen Idioma, liderado por el joven periodista y profesor Cristian Martínez para incentivar el buen uso del idioma español en los medios de comunicación en Cuba.
La idea que surgió hace cuatro años como una iniciativa universitaria es hoy un proyecto multimedia sustentado en el blog homónimo, cuyo principal objetivo es hacer de la gramática un instrumento de consulta para profesionales de la palabra y público en general.
La validez, pertinencia y utilidad de sus contenidos ha sido avalada no solo por un público cada vez más cercano y seguidor del proyecto, sino también por el jurado del certamen anual más importante del gremio de la prensa en Cuba: el Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio.
En su más reciente edición, y durante cuatro años consecutivos, el blog Buen Idioma obtuvo el premio en la categoría hipermedia por “tratarse de una investigación periodística aplicada, con un aporte significativo al conocimiento del idioma y su instrucción desde lo académico”, según reza el acta del jurado.
¿Cómo lograr desde la prensa que el lenguaje vaya “como el cuerpo, esbelto y libre”? ¿Qué normas se transgreden con mayor frecuencia? ¿Cómo redactar o expresarnos mejor? A estas y otras interrogantes intenta dar respuesta Buen Idioma. En tanto, Cristian, su gestor, quien apuesta fervientemente por el complejo arte de domar palabras, evoca el camino transitado en diálogo con BOHEMIA.
―Desde tu propia visión, ¿cuál es el valor de este proyecto que ya casi cumple sus cinco años de creado?
―Su principal valor radica en la función utilitaria del proyecto. Aunque está orientado fundamentalmente a periodistas y demás profesionales de la comunicación, acuden a él usuarios del español de diversas profesiones y ―también hay que decirlo― países. Buscan en Buen Idioma una orientación normativa, un espacio para conocer curiosidades lingüísticas y divertirse aprendiendo con dinámicas que realizamos en nuestros sitios de las redes sociales, en especial Telegram.
―En julio último Buen Idioma recibió el premio del Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio en hipermedia, en la categoría de blog personal. ¿Es un proyecto que impulsa solo Cristian o cuenta con el apoyo de otros especialistas o instituciones?
―Aunque casi siempre usamos el plural de modestia ―por cierto, lo acabo de hacer―, como así se llama gramaticalmente a ese plural que se emplea por si el singular pudiera indicar presunción, Buen Idioma solo lo impulsa este entrevistado. Lo anterior no quiere decir que durante los casi cinco años de esta iniciativa no hayamos recibido el apoyo de otros amantes del español sin ser directamente egresados de la carrera de Letras, por ejemplo. Ha sido de mucha ayuda la colaboración de profesores, lingüistas y periodistas estudiosos de las reglas del idioma. Contamos, además, con un grupo de amigos de variadas profesiones que, con sus saberes, nos ayudan a aclarar algunas dudas lingüísticas relacionadas con su rama de estudio. De igual forma, la propia Unión de Periodistas de Cuba, así como algunos medios de comunicación, como la revista Juventud Técnica, el Canal Caribe o la Agencia Cubana de Noticias (ACN), le han abierto las puertas a este proyecto cuyo objetivo es impulsar el buen uso de la lengua española en nuestra prensa.
―¿En qué fuentes o soportes fundamentales se basa para el contenido del blog?
―Nos basamos, sobre todo, en las obras de las academias de la lengua española, específicamente, en sus tres más significativas: el Diccionario de la lengua española, la Ortografía de la lengua española y la Nueva gramática de la lengua española. Constituye, asimismo, una gran referencia el Diccionario panhispánico de dudas y el Diccionario de americanismos. Estos no son los únicos textos que utilizamos para redactar las recomendaciones, pues consultamos diccionarios y obras sobre la variedad cubana de la lengua. Como Buen Idioma se inspira en la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), es de suponer que acudimos a ella; un referente, sin duda, para el proyecto y para quienes desean hablar y escribir con corrección.
―Desde el sitio www.buenidioma.com no solo podemos encontrar consultas de índole propiamente lingüística, sino los apartados de Aula Virtual, Biblioteca Digital, Pódcast… ¿Qué otros recursos podrían hallar quienes consulten Buen Idioma en la web?
―En efecto, esos son solo algunos de nuestros espacios. Por ejemplo, en el Aula Virtual podrán hallar, de forma ordenada, un apartado dedicado, en primera instancia, a quienes se preparan con vistas a los exámenes de ingreso de Español a la Universidad: pruebas y claves de los últimos diez años, teleclases de varias ediciones, orientaciones generales…
“Por su parte, en la Biblioteca Digital, los usuarios encontrarán en formato PDF un grupo de obras tanto de las academias como de la propia FundéuRAE. Ahí están disponibles, además, para su descarga gratuita en línea, la revista Buen Idioma, que desde 2020 hasta la fecha cuenta con casi diez ediciones.
“Finalmente, como el proyecto siempre tuvo claro que exploraría ―y explotaría― la gran mayoría de los formatos, tenemos un pódcast semanal que, desde el último año, realizamos en colaboración con la ACN, medio que nos ayuda a divulgar cada capítulo a través de sus plataformas digitales”.
―Cada vez son más los espacios y medios de comunicación que acogen a Buen Idioma. Desde 2023 apreciamos la propuesta Buen Idioma al día en la televisión. ¿Cómo ha incidido la pantalla en la acogida y desarrollo del blog?
―Como he expresado en otras oportunidades, la sección en la revista informativa Buenos días ―y Buen Idioma en general― es el aula gigantesca que todo maestro quisiera tener. La televisión ha ayudado considerablemente a darle una mayor visibilidad no solo al blog, sino también a toda nuestra labor, la cual traspasa la página web. Gracias al poder de la pequeña pantalla, nuevos caminos se nos han abierto. En este sentido, conviene resaltar cómo universidades y otras instituciones siguen el proyecto. Por ejemplo, en la Escuela Ramal del Ministerio de Educación impartimos, en abril de 2024, una conferencia sobre la nueva ortografía a metodólogos provinciales y funcionarios del sector.
“La televisión contribuye, sin duda, a ganar cada día más seguidores interesados en el buen uso del español. Cada semana decenas de personas nos escriben mediante el correo consultas@buenidioma.com o por las cuentas que tenemos en las redes sociales. Envían sugerencias de temas para tratar en la sección, dudas léxicas, ortográficas y gramaticales, así como mensajes de aliento que nos ayudan a no desfallecer en este empeño y, por supuesto, de felicitación por nuestra labor”.
―Cristian siempre deja abierta la posibilidad de atender dudas o sugerencias mediante correo electrónico o los diversos sitios del proyecto en las redes sociales. ¿Cuentas con esa reciprocidad realmente? ¿Escriben las personas a Buen Idioma para preguntar, comentar o aportar ideas? ¿Cómo sientes que ha sido la acogida por el público, ya sea del gremio o no?
―En efecto, al mes respondemos cientos de mensajes de nuestros seguidores. Muchas son las consultas lingüísticas que nos llegan: algunas son difíciles de resolver y otras no tanto… Como estas últimas se repiten, las tenemos agrupadas en la web en el repositorio de dudas. En el primer caso, en lugar de responderla directamente, orientamos al usuario para que conozca en qué sitio puede satisfacerla por sus propios medios. Por ejemplo: si alguien nos pregunta si el sustantivo mar es masculino o femenino, le precisamos que puede tener los dos géneros, que estos nombres reciben la clasificación de ambiguos en cuanto al género y le enviamos un enlace de nuestra web donde ampliamos la explicación. Además, aprovechamos para indicarle que este tipo de dudas las puede resolver fácilmente con el diccionario académico, disponible en www.dle.rae.es. Buen Idioma trata de aplicar, siempre que puede, esa máxima de la sabiduría popular de que es mejor enseñar a pescar que dar el pescado.
“Algunas dudas, como ya decía, son peliagudas, sobre todo las que reflejan problemas que las academias de la lengua española, por diversos motivos, no han tratado en sus obras. Esto demanda un mayor esfuerzo y tiempo para responderla. Otras requieren hasta de la consulta de especialistas. Nos preguntan de cualquier tema: deporte, meteorología, economía, alguna palabra poco usual que oyeron en algún pueblo… Es preferible demorarse un poco al contestar que aventurarse y errar en la orientación normativa. Humanos al fin, no hemos estado exentos de errores. En estos casos, que tratamos sean los mínimos, no ha faltado tampoco la rectificación oportuna no solo por compromiso con el hablante, sino por respeto a nuestra labor.
“Las consultas, como bien precisabas en tu pregunta, llegan de los hablantes en general y del gremio periodístico. A estos últimos está dedicado el proyecto, aunque, como hemos visto, no exclusivamente a ellos. Nos llena de mucha satisfacción cuando nos escribe algún colega, desde el más novel hasta el más experimentado y con larga trayectoria en los medios, para pedir nuestra opinión sobre algún tema lingüístico o para aclarar una duda ortográfica, de pronunciación, gramatical… Es muestra, creemos, de la confianza en Buen Idioma que ya vamos ganando”.
―Una de las premisas del blog es justamente contribuir al trabajo de redacción de profesionales del periodismo y lograr “hablar ―o redactar― sin manchas”, como nos exhortaba Martí. ¿Qué normas podrías decir que se transgreden con mayor frecuencia en la prensa?
―En general, la “mayusculitis” invade nuestra prensa. De acuerdo con las academias, palabras como presidente o patria, por ejemplo, son nombres comunes y, por tanto, deben escribirse con inicial minúscula. Sin embargo, en los medios de comunicación algunos hacen un uso excesivo de la denominada mayúscula de relevancia que, como advierten las corporaciones de la lengua, “no está justificada desde el punto de vista lingüístico” y “no debe convertirse en norma”. Su uso es subjetivo y, en no pocos casos, quienes la emplean son inconsecuentes: en un mismo periódico, con solo pocas líneas de diferencia, se ha visto Revolución cubana y Revolución Cubana escrita indistintamente, pese a que la primera opción es la recomendada.
“Otro asunto que lacera la credibilidad de la prensa y al que hay que prestarle atención ―sí, porque los errores ortográficos, de cualquier tipo (acentuación, mayúsculas, etcétera), también le restan prestigio al medio― es al uso correcto de los prefijos. Pese a que expresidente y vice primer ministro deben escribirse así, es muy frecuente que no aparezcan de dicha forma. Errores como estos han llegado incluso ―y es lamentable― a documentos oficiales, de los que no ha escapado ni la carta magna (con minúscula, como prescriben las academias)”.
―¿Crees que prestamos desde los medios la debida atención al uso adecuado de la lengua española para pensar en un mejor periodismo?
―La Ley de Comunicación Social hace referencia a las cartas de estilo de los medios de comunicación. Son obras de consulta imprescindible; sin embargo, muchas de ellas están desactualizadas y no se corresponden con los usos reales que se observan en el medio; otras no se utilizan, pues están engavetadas y, en el peor de los casos, no existen. Si bien que cada medio tenga su propia carta… no es la panacea universal y no resolverá todos los problemas de tipo lingüístico observados en la prensa, contar con uno que establezca pautas y contribuya a homogeneizar los textos podría contribuir a un mejor uso del español en el periódico, la radio, la televisión…
“A veces los profesionales de la palabra se olvidan de que son modelos para la población. Ganar una mayor conciencia en este sentido podría ayudar a evitar los errores de diverso tipo que se observan, diariamente, en la prensa. Si bien esto es una realidad, tampoco hay que ver dicho asunto con una mirada catastrofista. Las erratas y las pifias ortográficas forman parte del día a día de un medio de comunicación, pero persistir en el error, o bien por ignorancia, o bien por soberbia, nos aleja de nuestra misión como periodistas y como formadores de hábitos lingüísticos”.
―¿Qué nuevos retos y metas tiene por delante el proyecto Buen Idioma?
―El principal reto de Buen Idioma es seguir cautivando a su público, enamorándolo más de la lengua, un tesoro compartido con millones de hispanohablantes. Que la monotonía esté lejos es nuestro deseo, razón por la cual siempre estamos innovando, pensando en nuevas prácticas, cambiando con el tiempo y adaptándonos a las novedades de las redes sociales…
“Estamos abiertos a cualquier iniciativa con los ministerios de Educación y Educación Superior, con las universidades, con otros medios de comunicación que también otorguen el debido lugar al idioma español y a su variedad cubana, parte inseparable de nuestra identidad. En un futuro, aspiramos a transitar, con el respaldo institucional oportuno, de proyecto a filial de la Fundación del Español Urgente”.
***
Los retos y sueños por concretar están abiertos para Cristian Martínez. Su vínculo con Buen Idioma y la dedicación al proyecto no ha sido por ucase o producto de la casualidad. Se intuye tras esa relación una pasión personal por el idioma, la gramática española, la lengua misma, la lectura… y él así lo confirma.
“En Cristian hay mucho de Buen Idioma y viceversa. Desde muy temprana edad siempre tuve inquietudes lingüísticas. A tiempo, mis profesores José (Pepe) Fernández y Rosa (Rosita) Balsinde, de Español e Historia, respectivamente, sembraron en mí esa pasión por nuestra lengua materna y por nuestro pasado, que están indisolublemente ligados. Al proyecto dedico gran parte de mis esfuerzos diarios. Al ver lo logrado en estos casi cinco años, me satisface saber que el trabajo no ha sido en vano. En mis ratos libres, que son pocos, disfruto la lectura de obras clásicas y modernas sobre ortografía, gramática, redacción periodística… Dedico, además, un espacio para la literatura, una forma también de esparcimiento: ¿o es al revés? Paradójicamente, aunque no es muy amigo de los signos de puntuación, José Saramago es uno de mis novelistas favoritos. Hay que leer todo cuanto se pueda. La lectura, está demostrado, nos ayuda a expresarnos mejor. Por mi labor como periodista, es una tarea obligada”.
―¿Por qué un estudiante universitario pensaría en hacer un proyecto como este?
―Sin tener una visión de desastre total en los medios o de una anarquía lingüística que, desde luego, no existe en la prensa cubana, sí debemos estar conscientes de que hay usos menos aconsejables que conviene evitar en nuestra manera de expresarnos ya sea por escrito o de forma oral. Si a esto le sumamos que los futuros profesionales del periodismo apenas reciben un solo semestre de Gramática Española y uno de Redacción y Composición, las alarmas se disparan: una clara muestra de la “importancia” que los creadores del plan de estudio le otorgaron a este tema. Por suerte, al menos en el Colegio Universitario y en la Facultad de Comunicación (FCOM), de la Universidad de La Habana, en donde soy profesor instructor, además de Gramática Española imparto una asignatura a fin de paliar esta situación: Lengua y Periodismo. No es la solución del problema, pero ayuda a que quienes en un futuro serán los profesionales de los medios se gradúen mejor preparados.
―¿Cuál era tu propósito inicial y cuánto sientes que has/han evolucionado desde entonces?
―Cuando se creó Buen Idioma en abril de 2020, su objetivo inicial era serles de utilidad a los estudiantes de Periodismo de la FCOM. En aquel entonces yo era alumno ayudante de Gramática Española y disfrutaba ayudar a mis compañeros y a colegas de otros años a vencer la temida asignatura, considerada el “Cálculo” de los periodistas. Por suerte, en poco tiempo traspasamos los predios de la facultad y conquistamos a miles de usuarios del español.
“En lo personal, he aprendido muchísimo. Cuando comenzó todo, creía que sabía bastante del tema, pero ¡cuánto he aprendido durante estos años ―y lo que me falta por conocer―! He sido también un alumno más: ante cada duda, investigo; ante cada presentación en la pequeña pantalla, me asesoro, busco referencias, respaldo en obras académicas; ante cada emisión del pódcast, expurgo las plataformas digitales y los medios de comunicación para presentar un producto más ameno, seductor…”.
―¿Qué satisfacciones (o insatisfacciones) te ha dado en lo personal este proyecto?
―Han sido más las alegrías que las tristezas. Los premios siempre son un aliciente, claro está, pero el cariño de los televidentes, el respeto de los profesionales de la prensa, la admiración de tus estudiantes, las ansias por seguir esta defensa apasionada por el español son de los grandes incentivos que me impulsan todos los días.
“Me lleno de orgullo cuando los medios siguen las recomendaciones de Buen Idioma. ¡Qué satisfacción al ver pódcast escrito con tilde; mipyme, íntegramente en minúscula, o Turquía, mejor que Türkiye, ¡para referirse a ese país euroasiático!”.
―¿Qué otros planes quisieras concretar?
―Desearía tener mi propio programa de televisión ―más allá de una sección de cinco minutos en Buenos días― para debatir sobre cuestiones del idioma. Si bien no quisiera alejarme del columnismo lingüístico, también me sentiría realizado en algún espacio de la pequeña pantalla sobre política internacional, otra de mis grandes pasiones. A ello se suman los deseos por perfeccionar mis técnicas de locución como presentador de espacios noticiosos, que demandan, creo yo, de una adecuada redacción de las informaciones. Si esto no fuera poco, mis labores como editor de libros han sembrado en mí la semilla de querer publicar, en un futuro, mis propias obras sobre estos temas.
Por Nailey Vecino. Entrevista publicada en la revista "Bohemia" el 16 de diciembre de 2024.